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lunes, 29 de marzo de 2010

El día de la Bestia

El día de la Bestia o… “El poder de las creencias”… (En este caso, locas...).

“Vivimos” nuestras creencias y desde ellas, en transparencia, de manera inconsciente, la mayor parte del tiempo. Estas dirigen nuestras acciones o, dicho de otro modo, realizamos nuestras acciones con un sentido coherente con nuestras creencias. Hay creencias nucleares, y otras más superficiales. Cuanto más nos identifiquemos con una creencia, mas difícil es verla, cuestionarla y modificarla o incluso desecharla…

El curita del Día de la Bestia, Angel, tenía una gran creencia que vivía como verdad: la fecha exacta del nacimiento del Demonio. Eso lo impulso a jugarse lo mas preciado: “la vida eterna”, hizo suya la causa de la salvación del mundo.

Ahora, si bien él infería un lugar basado en otras evidencias
en ningún momento decía como se debería actuar ni qué forma tendría la bestia en su aparición. Al estilo “bebe de Rosemarie” se pensaba en un niño recién nacido, basado e la creencia de que “el diablo” engaña disfrazando sus acciones de cómo si fuera Dios: entonces, si Cristo es Dios y nació pobremente en un pesebre, la bestia nacería, igual que Cristo, en un lugar pobre o marginal de Madrid… y él tendría que matarlo: se trataba de matar a un bebé.

En el debate surgieron temas interesantes como la admiración por quienes “dejan todo” por una causa: la virtud del coraje, por más que por una supuesta “buena causa” se cometieran atrocidades.

La fuerza de una creencia reside en la pasión y perseverancia con que el ejecutor de las acciones coherentes con ella se comporta, de alguna manera, para aquellos quienes sintonizan con su discurso, se produce alguna inspiración que puede llevarles a seguir al “líder”, por más locas que pudieran ser sus ideas.

Si es imposible ver la propia locura (de lo contrario no se estaría loco…) resulta también difícil detectar la locura ajena. Si alguien repite algo con tanta vehemencia, puede que consiga cambiar las creencias de otros y los enrole en su causa? La historia de la Alemania nazi nos muestra que es muy posible, y esto se vio también claramente en “La Ola”.

Cosas de la locura... en su versión mas sombría. Hay otras lucuras mas luminosas, pero eso es otra cuesión.

La locura en este caso es, grosso modo, una "desubicación inconciente". Detectar creencias o ideas locas, como decíamos, para algunos no es fácil, especialmente si se otorga autoridad al que porta el mensaje y lo difunde con vehemencia. El esotérico Cavan compró las ideas del padre Angel, antes tildado de loco. ¿Necesitaba motivación o pasión en una vida aburguesada carente de sentido? ¿Qué lo llevo a perder sus creencias sensatas y abrazar la locura? ¿Ansias demasiado egoicas acaso?

¿Cuánto nos motiva y nos impulsa aquello en lo que creemos?
Estas creencias, desde las cuales actuamos, ¿son “realmente” nuestras?

Vivir las creencias como verdad puede hacernos hacer grandes cosas, tanto milagrosas como peligrosas o destructivas. También puede llevarnos a “usar a los demás como medio” (algo que crisparía al filósofo Kant…) . Es como vivir las opiniones como verdad. La verdad es irrenunciable y somos capaces de (¿casi?) cualquier cosa por hacer prevalecer la verdad que sostenemos... (y que nos sostiene).

Al fin y al cabo y sin ahondar mas en si los protagonistas estaban locos o no (podría esgrimirse alguna duda), parece bastante sensato aceptar nuestra finitud y nuestro potencial para hacer tanto pequeñas como grandes transformaciones… sin dejar de sospechar de toda idea megalómana… Se requiere algo de humildad. Nuevamente, la historia (y las acciones de los líderes políticos), nos recuerda que por lo general, hacer cosas “para salvar al mundo”, no hace más que catalizar emociones iracundas de las masas, como si se tratara de una expiación, y hacer del mundo un lugar un poco (o bastante) peor, generando grandes motivos para el arrepentimiento, y en el mejor de los casos, un doloroso aprendizaje.

Tener dudas es conciencia. Quedarse en ellas no lo es. La duda que tuvo el padre Angel fue arrastrada lo el ímpetu de Cavan... (que no era más que fruto de la propia semilla sembrada por el cura).

En el film, el ajusticiamiento que el padre Angel hace de los “parapoliciales” que pretendían impunemente “Limpiar Madrid” ha sido una casualidad que ni él mismo ni sus cómplices pudieron comprender… No es usual tener tanta suerte…

Estaremos próximamente con otro regimen de proyecciones.
¡Sean bienvenidos sus comentarios y su presencia en próximas presentaciones!

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